En la elaboración de salames y embutidos secos, muchos productores caseros o artesanales nos consultan:
👉 ¿Es necesario usar cultivos de fermentación?
👉 ¿Qué pasa si no uso el emplumé (moho blanco)?
La respuesta depende del resultado que busques y del nivel de seguridad y calidad que quieras alcanzar en tus productos.
Los cultivos de fermentación son mezclas de bacterias lácticas y estafilococos seleccionados que se agregan a la carne al momento de la elaboración.
👉 En Especias Benavidez trabajamos con cultivos como CGM 3SC (fermentación láctica y desarrollo de aroma) y SafePro® B-LC-005 (cultivo protector), que aportan seguridad y calidad en cada lote.
Si hacés salames sin usar un cultivo de fermentación (starters), no significa que no se vayan a fermentar, pero hay varios puntos importantes a tener en cuenta:
🔹 Qué ocurre naturalmente
• La carne ya trae bacterias propias (microflora autóctona), y además se suman las de las especias, la tripa y el ambiente.
• Estas bacterias pueden acidificar y ayudar al proceso, pero son imprevisibles: algunas acidifican poco, otras nada, y algunas pueden ser indeseadas o incluso peligrosas.
🔹 Riesgos principales
1. Seguridad alimentaria
• Al no bajar el pH de forma rápida y controlada, hay más riesgo de que crezcan patógenos como Salmonella, Listeria, E. coli o Clostridium botulinum.
• El nitrato/nitrito ayuda, pero sin fermentación fuerte puede no ser suficiente.
2. Defectos en el producto
• Mal sabor u olor (ácidos volátiles desagradables, rancidez).
• Textura blanda o pastosa, porque no se desarrolla bien la proteína.
• Color apagado o pardo, en lugar del rojo típico del salame.
3. Poca estabilidad
• Si la flora dominante no es la correcta, el salame puede “hincharse”, generar gas, o desarrollar mohos y bacterias indeseadas que lo echen a perder.
🔹 Qué lográs con un cultivo
• Fermentación rápida y segura → baja el pH en horas.
• Predominio de bacterias “buenas” sobre las indeseadas.
• Mejora de color, sabor y conservación.
• Más uniformidad de lote a lote.
👉 En resumen: sí podés hacer salames sin cultivo, pero el resultado es incierto y los riesgos de seguridad son mayores.
Los productores caseros lo han hecho toda la vida confiando en el “saber hacer” y en las condiciones ambientales, pero en la industria actual se recomienda siempre usar starters para controlar el proceso.
El cultivo de emplume (Penicillium nalgiovense u otros mohos blancos nobles) se aplica en el exterior del salame, no en la masa, y cumple un rol diferente al de los cultivos de fermentación.
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🔹 Si NO lo usás, pasa lo siguiente:
1. Aparición de mohos naturales
• El salame igual va a colonizarse de mohos del ambiente.
• Estos pueden ser blancos, verdes, azules o incluso negros.
• Algunos son inofensivos y hasta comestibles, pero otros generan micotoxinas o dan mal olor/sabor.
2. Estética
• En vez de un “manto blanco uniforme”, el salame puede quedar manchado, con sectores oscuros o con mohos disparejos.
• Comercialmente, un salame con moho blanco controlado luce mucho más atractivo.
3. Protección
• El moho noble controla la superficie, compite por el espacio y evita el crecimiento de mohos indeseados.
• Sin él, hay más riesgo de que se instalen especies agresivas que deterioren la tripa o penetren en el salame.
4. Sabor y maduración
• El Penicillium nalgiovense aporta un aroma característico, suave y agradable.
• Los mohos salvajes, en cambio, pueden dar gusto amargo, terroso o rancio.
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🔹 En resumen:
• Sin cultivo de emplume: el salame se puede comer igual, pero la superficie es incierta → puede salir bien (con mohos blancos naturales) o mal (con verdes/negros y riesgo sanitario).
• Con cultivo de emplume: ganás control, seguridad, estética y un perfil de sabor típico.
