El secado y maduración del salame es una de las etapas más importantes del proceso de elaboración. De él dependen el sabor final, la textura, la seguridad alimentaria y la vida útil del producto. Por eso, contar con un secadero controlado permite obtener resultados constantes y de calidad.
A continuación, compartimos los parámetros recomendados para trabajar con salames en secaderos de capacidad aproximada a 120 kg:
🔹 1. Temperatura
Fase inicial (primeros 2 a 3 días): 👉 Mantener entre 22 y 24 °C para favorecer la actividad de los cultivos iniciadores y el inicio de la fermentación. 👉 Esto ayuda a bajar el pH del producto y evitar el desarrollo de bacterias indeseadas.
Fase de maduración y secado: 👉 Bajar progresivamente a un rango de 12 a 15 °C. 👉 Esta temperatura permite un secado lento, seguro y pareja distribución de la humedad en toda la pieza.
🔹 2. Humedad relativa (HR)
Fase inicial (primeros días): 👉 Entre 85% y 90% HR para evitar que se seque demasiado rápido la superficie del salame (lo que causaría el famoso “cierre de la tripa”).
Fase de maduración y secado: 👉 Descender progresivamente hacia 75% – 80% HR. 👉 Este rango favorece un secado equilibrado, evitando tanto el exceso de humedad (riesgo de hongos indeseados y fermentaciones erráticas) como un secado brusco (endurecimiento externo y centro húmedo).
🔹 3. Circulación de aire
El aire debe ser suave y constante, nunca directo sobre los salames.
Un exceso de corriente acelera el secado superficial y genera defectos en la pieza.
🔹 4. Tiempo de estacionamiento
Según el calibre y el gusto buscado, el estacionamiento puede durar entre 30 y 60 días.
Salames de calibre fino (32–36 mm): listos en 30–35 días.
Calibres más grandes (45–60 mm): pueden requerir 45–60 días.
🔹 5. Consejos importantes
Evitar cambios bruscos de temperatura o humedad: los salames necesitan un ambiente estable.
Higiene del secadero: antes de cada uso, limpiar y desinfectar el interior.
Control visual: observar diariamente las piezas para detectar mohos indeseados, manchas o exudados.
Cultivos iniciadores y de moho: siempre recomendables para estandarizar el proceso y proteger el producto.
¿Qué pasa cuando cargamos un secadero a la mitad?
Guía completa para productores de embutidos secos**
En la elaboración de salames, longanizas, peperoni y otros embutidos secos, el secadero es el corazón del proceso. Allí ocurren la deshidratación, la maduración, la estabilización del pH y el desarrollo del sabor.
Pero una duda muy común —y muchas veces subestimada— es:
¿Qué pasa si cargo el secadero con menos kilos de los que recomienda el fabricante?
Por ejemplo: un secadero preparado para 70 kg, pero cargado con 35 kg.
En este artículo te explicamos paso a paso todo lo que sucede, por qué ocurre, cuáles son los beneficios, cuáles los riesgos, y cómo corregir el funcionamiento para lograr un secado parejo y seguro.
1. ¿Por qué importa tanto la cantidad de kilos dentro del secadero?
Los secaderos están diseñados para trabajar con un volumen de producto que crea un microclima interno.
Ese microclima regula:
La humedad relativa interna
La temperatura estable
La circulación de aire
La velocidad de deshidratación
La actividad del moho (Penicillium nalgiovense)
La curación interna del producto
Cuando ponemos mucha menos carga, todo ese equilibrio cambia.
2. ¿Qué sucede cuando cargamos el secadero a la mitad?
A) Aumenta la circulación de aire (PRO y CONTRA)
Con menos embutidos colgados, el aire circula más rápido y sin obstáculos.
✔ PRO
Secado más rápido
Menor riesgo de zonas húmedas o mal ventiladas
Menos probabilidad de hongos no deseados
✘ CONTRA
Riesgo de secar demasiado rápido la superficie (endurecimiento exterior)
Acorta la ventana de tiempo para la flora blanca (moho noble)
Posible “costra superficial” que atrapa humedad adentro
B) Se pierde más humedad al principio (CONTRA)
Al haber más espacio libre, el aire se satura menos de humedad y extrae agua más velozmente del embutido.
Resultado:
Seca rápido afuera, lento adentro → producto desparejo.
C) El secadero trabaja “desbalanceado” (CONTRA)
Cuando está diseñado para 70 kg, la electrónica regula temperatura y humedad en función de:
cantidad de masa cárnica
vapor de agua liberado
intercambio con el ambiente
Con solo 35 kg, la máquina tiende a:
Bajar la humedad interna más de lo ideal
Encender el ventilador con más frecuencia
Estabilizar más lentamente la temperatura
D) Menos fermentación superficial (CONTRA)
Si usás moho noble (Mold-600 o Penicillium sp.), la colonización suele ser más lenta porque:
El secado inicial es más rápido
La superficie del salame queda más seca
Hay menos humedad disponible para que el moho se instale
Esto afecta sabor, color y protección antioxidante.
E) Menos riesgo de contaminación y olor a encierro (PRO)
Con menos carga:
Hay más oxígeno
Se evita el “apretamiento”
El salame respira mejor
Esto reduce significativamente los olores rancios o notas amoniacales.
3. PROS y CONTRAS RESUMIDOS
✔
PROS
Secado más rápido
Aire más limpio y con menos saturación
Menos riesgo de hongos indeseados
Menos olor a encierro
✘
CONTRAS
Superficie endurecida
Curado interno lento
Moho noble deficiente o tardío
Pérdida de jugosidad final
Riesgo de producto “acartonado”
Pérdida de rendimiento por secado excesivo
4. ¿Cómo corregir el secado cuando cargamos poco peso?
1. Aumentar la humedad del secadero (clave absoluta)
Subí la humedad relativa:
Primeros 3 a 5 días: 85–90%
Día 5 en adelante: bajar lentamente hasta 75–78%
2. Reducir la velocidad del ventilador
Si tu secadero lo permite, ponelo en:
Velocidad mínima
Ciclos más espaciados
Evitar flujo directo sobre los embutidos
3. No bajes demasiado la temperatura
Temperatura recomendada:
12–14°C para salames tradicionales
14–16°C si usás starter cultures que aceleran secado
Bajar a 8–10°C endurece aún más la superficie.
4. Colocar los embutidos más juntos
Aunque tengas 35 kg, colgá los salames:
Con menos distancia entre sí
No en los extremos
Buscando recrear el “volumen total” del secadero
Esto ayuda a crear microambiente local más húmedo.
5. Pulverizar moho noble el día 2–3
Para compensar la superficie más seca:
Hidratá bien el Mold-600
Pulverizá suavemente
No mojar en exceso el embutido
6. Controlar mermas semanales
Una merma estándar:
30% al día 20–25
35–40% al finalizar
Si llegás a 25% en la primera semana, estás secando muy rápido.
**5. ¿Conviene cargar menos?
Conclusión clara y sin vueltas**
Cargar el secadero a la mitad no es lo ideal, porque altera el equilibrio interno y puede secar demasiado rápido la superficie del salame, generando diferencias entre la parte exterior e interior.
Pero…
Con buena regulación de humedad, temperatura y ventilación, se puede trabajar perfectamente con cargas menores, siempre que se compense el microclima.
Para productores chicos o quienes elaboran por tandas, cargar menos es común y totalmente viable, siempre que se tomen las precauciones indicadas.
6. Consejos finales
Nunca permitas corrientes de aire directas sobre el embutido.
Subí la humedad en tandas pequeñas, no de golpe.
Los cultivos iniciadores ayudan a evitar defectos internos cuando se seca rápido.
Si usás moho noble, humedecé el ambiente para que colonice bien.
La clave es no permitir “costra exterior”. Si eso se forma, es muy difícil corregir.